La educación va más allá del área de educación.
Mónica Hoff
La experiencia educativa en el ámbito del museo tiene un largo trayecto, casi de facto desde el propio concepto de museo. Cuando un museo abre las puertas de su espacio arquitectónico y su colección, los visitantes se encuentran frente a frente a la construcción de narrativas a partir de la curaduría, museografía y educación. Son los departamentos educativos quienes posibilitan a través de la experiencia de aprendizaje la apropiación de dicho patrimonio y la construcción de sentido que en los últimos años se han visto confrontados, posibilitando los mecanismos pedagógicos, creativos y resilientes para plantear nuevas rutas de acción.
El concepto «poder» puede tener muchos acercamientos, en la construcción del museo puede implicar fuerza, energía, acción, movimiento, cambio que generalmente va hacia adelante y posibilita la transformación del mismo y de los agentes implicados. Generalmente me gusta partir del desglose de los elementos y el retomar aquellas definiciones para ver si en el presente siguen siendo vigentes o es necesario reconfigurarlas y actualizarlas. Podemos reconocer también que las dinámicas del museo son complejas, multidisciplinarias y pueden tener objetivos que en ocasiones parecen diferentes.
A lo largo de estas décadas podemos encontrar experiencias diversas, en dónde el poder de la educación en cada espacio museístico ha tenido sus altibajos, a partir del reconocimiento y la acción externa con los demás miembros del equipo, pero principalmente desde el autoreconocimiento del trabajo y la acción educativa, así como de su impacto en los diversos públicos.

Los últimos tres años han planteado a los educadores la transformación de las prácticas pedagógicas, así como de las reflexiones teóricas sobre la educación en el museo. Este transito educativo inició en marzo de 2020, la lejanía física de los museos, sus colecciones y del contacto directo con los visitantes. Este periodo planteó un impase para que el museo y lo educativo, para encontrarse de frente a la parte más vulnerable y sensible de su práctica museológica basada en intercambios sociales, presenciales e incluso multitudinarios: el colapso sanitario, el cierre de los museos, la muerte física de algunos de sus colaboradores y la muerte identitaria por el replanteamiento de nuestros referentes y escala de valores.
La incertidumbre se coló en las casas y en los cuerpos de quienes las habitan, invitando a reconocer el verdadero poder de resiliencia de los educadores: poner atención en el sentir y el pensar sobre el presente, el pasado y principalmente el futuro de los museos y la práctica educativa en la virtualidad. El diccionario nos plantea que el término incertidumbre corresponde a la falta de seguridad, confianza o certeza que puede tener una persona sobre algo, le crea inquietud y en cierta medida lo bloquea en la toma de decisiones.

La incertidumbre implica enfrentar un cambio que en los educadores potenció la capacidad de adaptación ante los nuevos paradigmas vinculados con lo social: La relación con los visitantes reales, potenciales y virtuales; la económica al conservar el trabajo y funciones esenciales; y el cultural respondiendo a la necesidad de ocio y consumo cultural. El caos inicial llevó a establecer una gran oferta educativa de consumo cultural en el ámbito virtual, para hablar, interactuar, proponer actividades que permitieran ejercicios de contacto entre personas. El poder de la educación se despertó e inundó las redes.
Aquí algunos puntos que pueden ejemplificar las transformaciones de los museos en medio de este periodo de incertidumbre y el poder de la educación:
- El fortalecimiento de un modelo de educación- acción social y humana, en donde los educadores reconocen que la acción educativa cobra sentido por sus visitantes y usuarios en las redes como único medio de contacto y comunicación. Lo que sustenta dicha fuerza y objetivos es el reconocimiento de que las personas son el centro de las acciones: potenciando sus sentires, inquietudes, ideas y necesidades. Estas experiencias han dado nuevas rutas de mediación e interpretación sobre el patrimonio, así como el potenciar las emociones y sensaciones que nos despiertan. El poder de la educación se da en el ejercicio de poner en el centro a las personas: Museo humano.

2. El reconocimiento de que la educación es un eje fundamental del museo. Las propias habilidades y destrezas de los educadores y poner en valor la creatividad como una caja de herramientas pedagógicas, museológicas, sociales, participativas y críticas para utilizar en todos los proyectos digitales (videos, audios, recursos en PDF, etc): desde la comunicación verbal y escrita, la creatividad, el liderazgo para trabajo en equipo, la capacidad de resoluciones prácticas, hasta la empatía, entre otras.
3. La inclusión del modelo museo y educación expandida que va más allá de sus cuatro paredes físicas (contenedor). A tres años de distancia estos procesos se han desdoblado en dos ámbitos: El virtual, en donde la experiencia digital pudo lograr extendir la red de afectos con los públicos, ampliar las posibilidades de interacción y reconocer el inmenso potencial creativo en el uso de los contenidos, las obras y estrategias educativas para extender el museo a nivel global, ampliando la perspectiva del poder en red desde un trabajo que se transforma en híbrido.
El trabajo presencial, al que se vuelve poco a poco, normalizando la experiencia directa con el patrimonio con visitas y talleres y que se retoma como vital, al utilizar el poder de las obras en las salas de exhibición y su arquitectura. Los diversos programas públicos que extienden la generación de recursos didácticos a los que se puede acceder a través de códigos QR, redes sociales y página web, aportando experiencias de visita autogestiva antes, durante y después.

4. Ampliar la generación de espacios virtuales y el rediseño de estrategias educativas en línea y presenciales es imprescindible y permite ampliar las perspectivas del poder de la educación dentro del museo al:
- Selección de contenidos y búsqueda de obras en digital. Temáticas nuevas a partir de guiones de visita previos y actualizados de la exposición permanente y temporal que incluye obras que no necesariamente estaban expuestas, es decir, incluir aquellas en bodega. (revisión en página WEB y banco de imágenes digital).
- Adecuación de actividades y recursos didácticos a partir de cada programa, temática y tipo de público: efemérides, noche de museos y programación mensual por programa de exposiciones temporales: Videos, audios, Infografías, sesiones en plataforma. textos digitales: Herramientas digitales: correo electrónico, planner y usuales como Word, PP, etc. Formación digital: para nativos y No nativos digitales. Uso de plataformas: Zoom, Meat, Prezzi, Canva, Padlet, Menti, Jamboard, etc. El uso de nuevas tecnologías debe reforzarse fisicamente en todas las áreas del museo (oficinas, salas de exhibición, auditorios, espacios de educación).
Algunos proyectos y actividades educativas que potenciaron nuevos formatos de experiencia digital han sido:
- Visitas mediadas para estudiantes de diferentes niveles educativos con el uso de plataforma de video, diseños de presentaciones digitales y audios.
- Hojas didácticas en PDF y códigos QR que brindan herramientas para analizar las obras y su análisis.
- Audios en formatos de audiodescripciones, podcast para participación de agentes sociales y visitantes.
- Encuentros y Jornadas con otros educadores de museos, profesores y personas interesadas en temas sobre museos, arte y educación..
- Conversatorios y entrevistas.
- Formación de públicos, debe ser compartida y colaborativa desde estos nuevos enfoques.
- Talleres y laboratorios de arte en pequeños videos y hojas didácticas.
- Publicaciones digitales reflexivas por parte de especialistas de museos y colabores de instituciones colaboradoras.

4. Hacer red humana con colaboradores que forman parte de Instituciones culturales, educativas y visitantes refuerza el poder transformador de la educación dentro y fuera del museo: Educación para Adultos, SEP, DIF, IMSS, Teletón, CAM, DIF, Museos de la red INBAL, Museos en CDMX, República Mexicana e Internacionales. Contactos desde los correos electrónicos, watts app, formularios digitales, Facebook, Instagram. Estos vínculos han transformado las formas de trabajo a un formato interdisciplinario y colaborativo en una red cada vez más fuerte, tanto interna y externa. El museo necesita dejar de verse el ombligo para ver a otros actores en proyectos reales de diálogo e intercambio.
5. Reinventarse a través de la innovación para la transformación hacia un modelo de Museo Creativo que coloca el patrimonio como medio, herramienta, detonador de saberes y aprendizajes que tienen que ver con los saberes y experiencias previas de cada persona. Dicho cambio de foco transforma la experiencia dentro del museo, al reconocer al patrimonio no como fin, sino un medio frente al cambio de vivencias frente a las expresiones culturales diversas que se siguen construyendo y resignificando. Tomar la incertidumbre como catalizador, crisol en donde el objeto de conocimiento y la creatividad apitalizan la expresión de ideas, emociones y búsquedas, así como los artistas en momentos de crisis personal o del entorno lo hicieron en otros momentos de la historia.

Continúa…